A veces me quedo completamente en silencio, tomo aire
y me quedo muy quieto de la mano de tu recuerdo.
Como sería estar junto a ti?
Cierro los ojos y te veo, sonrisa de media luna creciente
con margenes de labios rojos perfectos.
Tu pelo es la cortina rubia perfecta
que deja la ventana descubierta para mirarte desde lejos,
cae sobre tu pecho y desmorona mi fortaleza.
Y tus ojos, mezcla perfecta entre prados y desierto,
miles de colores inimaginables
que se encierran dentro círculos mágicos
y que me invitan a amarte para siempre.
Mientras miro tu foto
mi imaginación se mese en tus largos aros de plata,
quiero perder el equilibrio,
caer hasta tus hombros,
mientras caigo, cantarte al oído todas esas canciones
que algún día te dediqué. Una vez sobre ellos,
estar ahí por largo rato y bailar al ritmo de tu corazón.
Tomare un gran impulso y a la carrera saltaré hasta tu pecho,
quiero ver si la música que producen sus latidos
en algún momento menciona mi nombre,
desde aquí lo escucho claramente.
Esa canción no está escrita para mi,
esa mirada penetrante y llena de brillo
no busca cobijo dentro de mis sentimientos.
Mi sueño se desmorona y llora sobre tu imagen sin cesar.
Le encargo al olvido un lugar junto a el,
pero este se niega y me desconoce,
mis lágrimas que no paran
van llenando de humedad constantemente
cada uno de los momentos que, aunque pocos,
pase junto a ti y hoy significan más que mi vida.
Esas caricias clandestinas y llenas de nervios
que en pocos minutos formaron tal felicidad,
que creí que era un buen momento si debía morir.
Como no ser feliz, si los labios que me enamoraron,
ahora estaban pegados a los míos,
si tu mano corría temblorosa por mi espalda
y las mías, acariciaban tu cuello.
Tu respiración en mis oídos, la mejor melodía
para acompañar nuestra primera cita romántica.
Esos minutos tal vez volverán, no lo se,
pero nadie podrá arrebatarme esos recuerdos
y tengo lo que me queda de vida
para ser intimo amigo de la esperanza
de pasar otro momento junto a ti.
Marcelo Romero Deriu