miércoles, 29 de marzo de 2017
Alguien como tu
Nadie me acompaña a cerrar los días y abrir la noche,
solo siento que mi cuerpo flota por si solo sin sentir nada,
experimento la soledad que comparto con tu ausencia.
Alguien que me acompañe a hacer mis sueños reales.
Toda mi vida pensando en ti y ahora tu, no estas.
Todas las imágenes que tengo en mi memoria de ti y de mi,
ya son solo parte de un sueño.
Alguien que me bese la piel por muchos minutos,
que se tire cerca de mi desde las estrellas.
Toda mi vida buscándote y ahora te perdí,
todos mis días moldeándote en sueños
y ahora se desarma todo. Que haré durante mis tardes
para encontrar los latidos de tu corazón,
como reemplazo la calidez de tu cuerpo desnudo.
Alguien que comparta mi mate y mi corazón
que sienta que todo pasa lentamente
que la vida no tiene un final, somos eternos.
Nadie que me ayude a sonreír con tu simpleza,
nadie enfocado en mi, descuidándote de ti
nadie abrazando la ilusión de sentirse querido.
Alguien que llegue con una sonrisa
y me explique que el mundo se mira sonriendo.
Alguien tan delicada como una flor entre la hierva,
que se mese despacio al ritmo del viento.
Donde encuentro esta receta para aliviarme,
todos estos ingredientes solo están en ti,
esperando que un alma enamorada los ocupe.
Ofrezco ese amor desde hoy y para siempre,
necesito sentirte cerca, hablando, riendo, amándome,
quedándote quieta mientras acaricio tu pelo
y mirándome de vez en cuando
mientras te quedas dormida.
Alguien como tu, nadie como tu,
mi soledad será eterna entonces.
Marcelo Romero Deriu
viernes, 24 de marzo de 2017
Te prometo
Supongamos que nuestras miradas se vuelven a cruzar,
nuevamente comparten su complicidad,
se buscan permanentemente y se niegan a olvidar.
Recomenzamos el camino desde el inicio
y nos prometemos todo otra vez.
Encontramos nuestro futuro juntos
y sabemos que debemos estar unidos,
caminar hacia lo largo de nuestros destinos,
inundarnos de cada uno desde nuestro interior,
en fin, estar como uno solo,
hasta que nuestros pies ya no recuerden caminar.
Si eso sucede quiero hacerte mil promesas,
adelantar lo que nos espera desde ahora.
Yo prometo mirarte cada vez que me mires,
cada vez que no lo hagas, incluso si duermes,
y cuando tus ojos o los míos, se cierren para siempre,
prometo mirarte en las estrellas o desde ellas.
Yo prometo reírme con cada alegría que tengas
y acompañarte siempre con una sonrisa,
incluso cuando ya no tengamos de que reír,
para ti siempre habrá alegría. Solo lloraré
cuando ya no te tenga a mi lado
y solo será hasta reencontrarnos en otra vida.
Yo prometo tomar tus manos cada vez que lo necesites,
para subir o para bajar, para caer o levantarnos
sean tersas o arrugadas por el paso de los años
mis manos siempre te tomaran fuerte
desde ahora y para siempre.
También prometo besar tus labios
cada vez que ellos estén rojos y húmedos
y cuando se agrieten y ya a penas sientan,
tendrán también mis mejores besos.
Prometo caminar contigo por donde quieras
y hasta donde quieras, a la hora que sea
y por el tiempo que sea necesario.
Por último, prometo amarte
aunque ya no sepa quien eres,
aunque mis brazos ya no tengan fuerzas para levantarte,
y si mis ojos no te distinguen,
seguiré amándote porque mi corazón me gritará fuerte,
muy fuerte para que le oiga
ella es tu amor, la que amarás siempre
a la que un día prometiste amar toda la vida.
Marcelo Romero Deriu
lunes, 13 de marzo de 2017
Mirando tu foto
Y mis ganas de tenerte, mis recuerdos de ti,
la memoria de mis manos,
mis ojos sin tu imagen y mis labios sin tu sabor
me obligan a recordarte. A traerte a mi presente,
hallarte presa de mi abrazo,
con temor de soltarte, que ya no estés
y vuelva todo el llanto y la amargura a reinar en mi.
Miro tu foto por largo rato, me transporto,
vuelo a travez de todo, llevo mi deseo como impulso
y mi amor como pasaporte
para mostrar en las fronteras de los enigmas
de un futuro juntos.
Miro los márgenes de aquella imagen
sitúo mi punto de caída
y activo mi paracaídas de sueños
para caer lentamente sobre tu pelo.
Una sábana negra de seda brillante me recibe suave,
me levanto y camino presuroso hasta tu frente,
la recorro despacio,
lleno de besos tu marca en ella.
Me deslizo hasta tus cejas
y antes de saltar al marco de tus rojizos lentes
miro tu alma a travez de tus ojos por largo rato.
Voy contando mis pasos por los marcos de tus gafas
hasta llegar a tus oídos,
no tengo que gritar muy fuerte
para que escuches que te amo. Estoy tan feliz,
me columpio en tus aros y doy un gran salto
que me deja besando tus labios,
dulces, perfectos.
Alargo mis brazos y agrando mis manos
lo mas que puedo
para acariciar tus mejillas
y resbalarme abrazado a ellas hasta tu cuello,
en este punto me tomo un descanso
para darte un masaje infinito
que se alargue, con besos también,
a tus formados hombros.
Ahora surge la duda si sigo mi camino
por los tirantes de tu polera amarilla o,
desciendo por tu cadena plateada.
Me decido por la segunda opción
y al llegar a la medalla que cuelga de ella
me doy cuenta que quiero que mi viaje acabe aquí.
Pongo cimientos en dicho adorno
y me preparo a vivir por siempre
con la vista de tus senos.
Solo mirando tu foto
Marcelo Romero Deriu
Suscribirse a:
Entradas (Atom)